De qué hablamos cuando hablamos de Rendimiento TI

El rendimiento IT o tecnológico es un motivo de preocupación constante para las grandes organizaciones. En primer lugar, porque resulta un factor crítico a la hora de asegurar la satisfacción de los clientes y, en segundo, porque impacta directamente en la cuenta de resultados y en su rentabilidad y competitividad.

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La transformación tecnológica ha colocado a los responsables de TI ante un escenario altamente complejo; proliferación del uso de cloud pública, aplicaciones nativas, uso más intensivo del dato y metodologías ágiles, sin dejar de utilizar los sistemas on-premise, aplicaciones y metodologías existentes. Contar con un modelo de gestión del rendimiento TI eficiente, que permita mantener la calidad del servicio, aparece como un imperativo absoluto.

Si tenemos en cuenta la cantidad de procesos y transacciones que soportan las grandes organizaciones de forma cotidiana, con incrementos anuales en volumen de transacciones de hasta un 80% o en volumen de datos procesados que puede llegar a un 25%, se hace imprescindible la implantación de procedimientos de optimización del rendimiento IT que faciliten la adaptación a los constantes requerimientos del negocio. Ni que decir que el problema se magnifica si añadimos el ritmo con el que las empresas modifican o renuevan su software, donde cerca del 50% de los componentes de las aplicaciones cambia de versión anualmente para poder actualizarse y ofrecer nuevos servicios.

Volúmenes de transacciones que crecen hasta un 80% anual o de datos, que puede llegar a un incremento del 25% anualmente, hacen imprescindible la implantación de procedimientos de optimización del rendimiento que faciliten la adaptación a los constantes requerimientos del negocio.

Desde el punto de vista de la monitorización, la optimización y la toma de decisiones enfocadas a mejorar el rendimiento, en la nube aparecen además problemas que antes estaban resueltos o no existían. Mientras que en el mundo mainframe —y hasta cierto punto en el distribuido— se monitorizaba de extremo a extremo, se controlaban perfectamente los tiempos y era posible predecir, la situación es muy diferente en la nube.

Y cómo realmente no existe una visión global ni un plan integral de capacidad y rendimiento, cada vez resulta más complicado conocer qué es lo que sucede y cuánto cuesta.

¿Qué parámetros miden el rendimiento TI?

El rendimiento tecnológico hay que entenderlo como la mejor combinación de eficiencia/costes, y su mejora continua es un imperativo para las grandes empresas, que siguen haciendo frente a unos sobrecostes en sus presupuestos de TI que difícilmente se alinean con los resultados de negocio.

El rendimiento nos informa de cómo impacta el software cuando se ejecuta, el problema lo generan las ineficiencias de las aplicaciones, tanto las legacy como las nativas cloud, y su comportamiento dinámico se describe en base a: tiempo de respuesta, disponibilidad, costes de infraestructuras y caminos críticos batch. Midiendo los anteriores parámetros, podemos hacer un ránking de dónde se está generando un código que se comporta mejor de forma dinámica, esto es, que tiene mejor o peor rendimiento y a partir de ahí solventar deficiencias.

El rendimiento informa de cómo impacta el software cuando se ejecuta y su comportamiento dinámico se describe en base a:

  • Tiempos de respuesta
  • Estabilidad/disponibilidad
  • Costes de infraestructuras
  • Caminos críticos batch

Pero, a la hora de medir nos encontramos con que, en los entornos previos, no es factible hacer pruebas con volúmenes de información y casuística altos, por lo que sólo es posible hacer la prueba de rendimiento en el entorno de producción. En este entorno, contar con un procedimiento ágil y automatizado para evaluar el software y poder detectar los problemas muy rápidamente es capital, ya que afecta a usuarios finales y a costes.

Para los equipos de desarrollo y de operaciones resulta muy difícil solventar el problema. En general sólo disponen de alguna herramienta de detección y sólo consiguen algunas optimizaciones parciales dado que, además, su foco está en el desarrollo y operación de funcionalidades para el negocio, no en la eficiencia de los sistemas.

Aunque tanto las infraestructuras, como operación y desarrollo, están interrelacionadas para dar soporte con aplicaciones de negocio, sucede que, en general, las estructuras organizativas se mantienen aisladas por arquitecturas tecnológicas y visiones parciales relacionadas con los desarrollos. Esto provoca que no existan planes de capacidad de infraestructuras globales, que no haya foco en la eficiencia y, por tanto, que los costes sean imprevisibles y estén descontrolados.

¿Qué soluciones ofrece el mercado?

En este contexto, ninguna de las soluciones APM, AIOps, DevOps o de observabilidad actuales es capaz de responder de forma unificada a las necesidades inherentes a un proceso de monitorización, control y mejora continua de los aspectos que impactan directamente en la competitividad (costes de infraestructuras, experiencia de usuario, cumplimiento de los acuerdos de nivel de servicio y eficiencia del ciclo de desarrollo, entendido como la medición objetiva del comportamiento dinámico del software).

Todas ellas se centran en áreas aisladas de mejora, sin capacidad para automatizar la resolución de las ineficiencias ni medir el beneficio aportado en términos de KPIs de negocio.

La correcta gestión del rendimiento IT consiste en detectar, automatizar, solucionar y medir atendiendo a todo el conjunto de la infraestructura de TI, sin actuar en silos, en un círculo virtuoso destinado a lograr que el sistema responda más rápido y mejor, y a ganar en eficiencia ahorrando costes.

Y es aquí donde radica el éxito de la plataforma BOA (Boost & Optimize Applications) de Orizon, la única donde la monitorización —proactiva y no reactiva— y la optimización se desarrollan de forma unificada y sin salir de ella.

La necesidad de contar con una Gestión Global del Rendimiento TI (OTR/POC)

La gestión optimizada del rendimiento IT de forma global sólo se consigue con la correcta mezcla de herramientas, metodología y expertise.

La solución pasa por implantar la función de Rendimiento global que permita orquestar todo el sistema, en un proceso completo y continuo, independiente de los entornos tecnológicos y haciendo foco en su eficiencia. Para ello será necesario disponer de un plan de capacidad real de todas las infraestructuras, tanto on-premise como de cloud pública, la previsión de crecimiento anual y la medición de la optimización real conseguida.  Además, deberá poder garantizar los niveles de servicio y operación global del negocio, considerando las particularidades de cada infraestructura, arquitectura, software y sus interrelaciones.

La creación de una Oficina Técnica de Rendimiento (OTR/POC) nos permitirá contar con esa visión global de toda la infraestructura tecnológica, identificando diariamente los elementos que impactan en los objetivos de negocio, con un método soportado en la tecnología, que ayuda a resolver problemas de costes en infraestructura, tiempos de respuesta o cumplimientos ANS.

La OTR estará compuesta por un equipo cualificado de expertos, la herramienta adecuada (la plataforma BOA) y la metodología precisa (DevPerOps).

¿En qué consiste una Oficina Técnica de Rendimiento (OTR/POC)?

La OTR proporciona un modelo de medición y seguimiento integrado, mediante el cual controla el 100% de los componentes técnicos de acuerdo con los procesos de negocio y se encarga de llevar a cabo el análisis del software, identificación de ineficiencias, establecimiento de KPIs alineados con su impacto en negocio, propuestas de mejora y resolución y medición de resultados, en un círculo reiterado de aprendizaje y mejora constantes.

  • Identificación-diagnóstico
    • La OTR monitoriza y detecta ineficiencias en el software ejecutado en entornos de producción, en zOS y midrange
  • Gestión, medición y gobierno
    • La OTR lidera la gestión de cambios y reporting del proceso completo
  • Cultura y colaboración
    • Implantación progresiva de una cultura de rendimiento en todos los entornos y niveles de la organización

La OTR implementa un enfoque metodológico de 8 fases, mediante el cual se monitoriza, se extrae y procesa información para medir KPIs, se aplican procedimientos en función de los valores y sus variaciones, se diseñan recomendaciones de mejora, se da soporte a la implementación y se miden los resultados.

Herramientas, metodología y expertise

La Oficina Técnica de Rendimiento trabaja para mejorar la eficiencia y los costes de infraestructura, así como los ANS y la entrega de datos, actuando tanto sobre los nuevos desarrollos, vigilando las nuevas versiones de elementos en producción, como sobre los ya existentes, analizando los componentes más consumidores.

En este compendio que aúna expertise, metodología y herramientas, BOA es nuestro soporte corporativo a la Oficina Técnica de Rendimiento, ya que permite la gestión centralizada de sus objetivos, teniendo un control total del proyecto a través de la generación de dashboards e informes de seguimiento.

Con BOA es posible saber lo que está pasando y, al mismo tiempo, asegurar la mejora continua y la toma de decisiones informadas para asegurar los mejores niveles de rendimiento, que es también el objetivo de la metodología DevPerOps, segundo componente para mantener la OTR en perfecto funcionamiento.

La metodología DevPerOps introduce el concepto de rendimiento dentro del ciclo DevOps, extiende su cultura por la organización y sus proveedores, y dota de una visión de negocio al desarrollo y a las operaciones de TI.

Beneficios de una Oficina Técnica de Rendimiento (OTR)

La implantación y operación de una Oficina Técnica de Rendimiento de forma continuada retornará múltiples beneficios de orden tangible e intangible.

Beneficios tangibles:

  • Calidad de servicio: mejora de los tiempos de respuesta de las aplicaciones, su disponibilidad y la entrega de SLA.
  • Reducción del consumo en los elementos de la infraestructura de TI que afectan a la factura: reducción de costes de procesos.

Beneficios intangibles:

  • Área de Producción: Implantación de un proceso de vigilancia continuo, diario y objetivo del rendimiento de la infraestructura.
  • Área de Desarrollo:
    • Proceso de mejora continua en el ciclo de desarrollo, utilizando la información de la OTR como fuente de mejora en los diseños técnicos.
    • Capacidad de medir el rendimiento de proveedores, aplicaciones, etc.
    • Proceso de calidad de software basado en datos objetivos.
  • Área de Arquitectura: Capacidad para medir la corrección de decisiones en materia de arquitectura, evaluando estrategias adoptadas.
  • Dirección: Disponibilidad de información sobre potenciales problemas de funcionamiento, costes y proveedores de desarrollo.

Cultura de rendimiento y calidad

Estos beneficios tangibles e intangibles inciden directamente en la generación de una cultura de rendimiento y calidad en las organizaciones:

✓ Disponibilidad de una herramienta para evaluar constantemente, gestionar y disponer de los mecanismos de reporting y control sobre el comportamiento dinámico del software.

✓ Cohesión organizativa alrededor del concepto rendimiento.

✓ Mejora global de la operación: reducción de costes y tiempos.

✓ Círculo virtuoso de mejora continua: mejora del desarrollo, identificación de mejores prácticas tecnológicas.

La correcta implantación y funcionamiento de la OTR vendrá definida además por el apoyo firme de la dirección de las organizaciones, de forma que inviertan en su conformación, herramientas y equipos.

Un equipo cualificado de expertos

Finalmente, el tercer componente imprescindible para conformar la Oficina Técnica de Rendimiento reside en el expertise. Contar con un equipo de profesionales formado y experimentado en la optimización del rendimiento será de crucial importancia para llevar a cabo el proyecto.

¿Y qué skills definen a un equipo de rendimiento? Actualmente no existe en el mercado un perfil de analista de rendimiento que incorpore todas las habilidades y destrezas necesarias. La labor será construir un equipo multidisciplinar, de alta cualificación, que requerirá de conocimientos de monitorización en muchas arquitecturas y a nivel de negocio (trazabilidad de la tecnología con negocio), tratamiento masivo de datos, KPIs avanzados, técnicas de optimización en código/base de datos/arquitectura y gestión del ciclo de desarrollo para dar cobertura a todo el ciclo completo.

En definitiva, un equipo preparado para orquestar las necesidades que impone el escenario extraordinariamente complejo que la transformación tecnológica ha colocado ante los responsables de TI. Todo ello, con el objetivo último de ayudar a las entidades digitales a mejorar la eficiencia y eficacia de sus negocios, optimizando el rendimiento de sus infraestructuras tecnológicas atendiendo a la mejora de la experiencia de usuario y la reducción de costes de TI, sin menoscabo del servicio entregado.

En resumen

Cuando hablamos de rendimiento, hablamos de eficiencia y eficacia de las infraestructuras tecnológicas con un impacto en la satisfacción del cliente, la rentabilidad y la competitividad.

La complejidad de la transformación tecnológica, con la adopción de la nube pública y nuevas metodologías, unido al ingente aumento anual de procesos y transacciones, aumenta la necesidad de optimizar el rendimiento.

Para lograr una gestión global del rendimiento, es esencial contar con una Oficina Técnica de Rendimiento (OTR), con herramientas, metodología y expertise. Los beneficios de una OTR incluyen mejoras en la calidad del servicio, reducción de costes y una cultura de rendimiento.

En resumen, el rendimiento tecnológico impacta directamente en el negocio, y una estrategia global de gestión del rendimiento es esencial para abordar con éxito la transformación digital. Orizon puede ayudarte a reducir costes hasta un 35% y a mejorar los tiempos de servicio entre un 25% y un 40%.

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